(Foto: ventana marroquí. Verónica 2013)
Estaba sentado frente a la ventana de la sala. Desde allí podía ver todo lo que ocurría en la calle. Se volvió para mirar a su alrededor. Los objetos seguían en el mismo lugar de siempre y nada había cambiado. Volvió a mirar por la ventana. Un canario azul se posó sobre el alféizar y se quedó mirándolo a través del cristal. «Éste se ha escapado de su jaula», pensó. Algún día, él también lo haría.