Foto: Familia a tres tiempos con reflejo de Valeria. Palma, Verónica 2014
Ayer me pasé tres horas matando moscas. Pero tres horas de reloj, ¿eh? Que dices: «¿Tres horas se pasó el tío matando moscas?». Pues sí, y valió la pena, ¿eh? Que lo mío me costó, ¡ya te digo! Porque esto tiene su arte. Ellas no se acojonan. Es que las moscas muy listas no son, ¿eh? Más bien son tirando a zoquetas. Porque no tienen retentiva, lo que se dice memoria, no tienen nada, pero nada, nada, ¿eh?
Había ayer aquí, en el salón, no sé, qué sé yo, pues unas cincuenta moscas cosa así, sin exagerar, ¿eh? Que dices: «¿Y tantas moscas había?» Pues sí, que por eso me las cargué. Y porque ya me tocaban mucho los cojones, y lo de la memoria… A mí es que los bichos sin memoria me ponen malo, pero malo, malo de verdad.
Que es eso que el bicho está ahí: «Ñiqui, ñiqui, ñiqui», y venga y venga tocarte los huevos. Y tú: «¡Pam!», manotazo, pero el bicho sin retentiva vuelve, y otra vez: «Ñiqui, ñiqui, ñiqui… Que yo no sé por qué no sales a buscarte un trabajo y te dejas ya de tanta tontería, todo el día ahí sentado sin hacer nada»; «Que a ver si te bajas al corral a echarle los restos de zarajos a las gallinas, que estarán muertas de hambre, las pobrecicas»; «Que mires a ver si es tu padre, que me parece que he oído la puerta». Así todos los días desde hace tres años, desde que la palmó el viejo, y yo preso en esta puta silla, en un séptimo sin ascensor.
Las moscas, eso. Como la cojonera de la Eduvigis, que si no ha venido ya tres veces a llamar a la puerta no ha venido ninguna. A voz en grito decía la tía bruja que si huele a cachumbo el piso y que llega la peste hasta el descansillo. Y yo matando moscas, que he matado una gorda como la Eduvigis ¡Pam! Ésa también es de las que vuelven, pero ella sí tiene memoria. Ella sí, la muy cotilla hija de puta.
Mañana se acordará, como todas las semanas, de que los miércoles es el día del bingo en la parroquia y de que tiene que venir a buscar a mi madre para llevarla a cantar unas líneas. Mierda. La puta de la Eduvigis, ella sí que cantará cuando vea que me he cargado a todos los bichos sin retentiva de esta puta casa. ¡Pam!