Un día murió un hombre bueno. Todos lloraron su pérdida. Los máximos mandatarios del planeta acudieron a su despedida, incluso uno que no sabía cómo ascender por la escalerilla del avión oficial. Hasta los hubo que volaron en aviones de línea regular, qué sacrificio. El día del homenaje estaban todos juntos en el mismo sitio, todos sus cerebros reunidos en el mismo lugar. ¿Alguna idea? Fundido en negro; mentes en blanco.